viernes, 12 de abril de 2013

the coach´s speech

Ha sido una temporada rara en muchos aspectos.
 Primero fue jugar con gente de primera,  que supuso, sobretodo, mentalmente un palo, ya que  en la práctica vimos que casi todos los equipos estaban a nuestro alcance. Más tarde Charly se marchó y dejó un vacio en todos los aspectos. En el campo es un jugador fundamental, pero fuera de él,  me he dado cuenta que todavía lo es más.
Sinceramente creo que somos mejores jugadores y mejor equipo que la  temporada pasada. Pero nuestras armas no las utilizamos, lo que nos hace diferentes se queda en casa durmiendo o escondido.
 ¿De qué estoy hablando? De miedo.
En muchos partidos que el marcador ha sido adverso, nuestra ceguera futbolística no entendía de miedos, las piernas solo sabían atacar, y la cabeza tenía en mente la remontada como algo alcanzable y factible. No hay miedo a perder,  por qué ya está todo perdido.
En cambio en los partidos con el marcador a favor, pensamos más en lo que nos pueden quitar que en lo que podemos ganar. Esta situación nos provoca un desconcierto que se ve en el campo.
La ilusión que se palpa en el vestuario, la ilusión que se lee en el grupo de WhatsApp, no se traslada al campo y eso es un problema. No tenemos esa chispa, ese objetivo de darlo absolutamente todo. Podemos fallar en mil pases, en coberturas, en tiros... Pero en ilusión e intensidad debemos ser insuperables.
Estoy orgulloso de ser el único equipo que quiere jugar de una forma diferente, estoy orgulloso de que este equipo nació hace muchos años en un bachillerato del instituto más gitano de la Comunidad de Madrid, estoy orgulloso de que somos amigos, estoy orgulloso de que nos juntemos cada domingo...
Todo esto no debe ser palabrería, no debe ser una fricada mía... Debe ser nuestra arma.
Los amigo buscan juntos la victoria, los compañeros o conocidos se la encuentran. Eso es lo que nos hace diferentes. Quedan nueve puntos, tres partidos; tres oportunidades para tener en la memoria aquel año que subimos de categoría, tres partidos para ser leyendas... Tres partidos para no dejar de serlas.

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